La máquina de sembrar

En una campo de una provincia argentina, guardada en el galpón, yacia la vieja maquina sembradora, un largo cajón de chapa, con la pintura saltada.
Por los orificios que conectaban con los engranajes, lasemilla caía dentro de unos tubos de hojalata, de allí saltaban al pequeño surco que iban abriendo dos discos de hierro, y enseguida eran tapadas por la tierra, que tiraban dos platillos que la maquina tenía atras. En fin, una maravilla de aparato. AL menos esa era la impresión para nosotros, los niños dle campo a quienes todo lo concerniente coin la mecánica y los engrabajes nos dejaban fascinados, principalmente cuando antes de la siembra, los mayores armaban y desarmaban tuercas, bujes y engranajes, engrasaban correas y dejaban todo en condiciones.
Realmente aquella era una gran máquina.
Un año la cosecha fue muy buena, los mayores hablaban de cambiar la vieja sembrtadora por una más moderna, nosotros no entendiamos porqué.
Un día un señor vino a hablar de negocioes y a la semana apareció una sembradora nueva, toda pintada. Con la llegada de la nueva, la vieja sembradora fue desarmada, con los fierros fueron a parar al galpóny el gran cajón terminó siendo el cobijo de las gallinas ponedoras.
Desde mi infancia, aquel hecho de la "muerte" de la vieja sembradora, ésta había sido unicamente el vínculo para poner en relación las dos cosas importantes, la tierra y la semilla.
La verdad de los algodonales estaba en la fertilidad de ña tierra y en la fecundidad de la semilla.
Lo mismos ocurre con las enseñanzas: no depende tanto de lo que trnasmite, depende de la fertilidad de la Palabra y de la fecundidad de tu corazón.