lunes, 25 de julio de 2011

Ternura


Fabian Mazzi - Ternura









Muchas veces decimos “hay que ser tiernos” pero, en realidad,
¿somos conscientes de lo que significa?
Explicar la ternura ,o el amor mismo, carece de sentido. Hasta los animales, seres que actúan por instinto, protegen su entorno, cuidan a sus crías, protegen a su consorte.
No hay ternura en el fuego de una pasión...sino en la suavidad de una caricia.
No es ternura el oleaje cuando se desborda... sino el beso del cielo con el mar.
No hay ternura en una montaña, llena de vegetación, que nos impresiona... Si la hay en una maceta de flores perfumadas que da color a un balcón.
No hay ternura en lo grandioso... sino en la delicadeza y la insignificancia del detalle.
No hay ternura en lo que se da... sino en lo que se refleja y se deja traslucir en la entrega.
No hay ternura en el sol, aunque nos dé luz... sino en la luna, que nos embruja.
No hay ternura en el fuego que arde... sino en su calor, que nos calienta.
No hay ternura en lo que sobresale y resalta, sino en lo escondido, en lo que se insinúa, en la luz, en una rosa.
Olvidamos frecuentemente la ternura, pero ella es la que logra que momentos de nuestra vida sean eternos e inolvidables .
La ternura está en aquello que parece pequeño, en los detalles, pero que se hace grande en el corazón.
Esta en el beso sincero, en el apretón cálido de manos, en el abrazo inesperado,
También la encontramos en esa mirada llena de cariño dirigida a los amigos que quiere decir: ¡estoy aquí, puedes contar conmigo!
Hay ternura en unas pocas palabras, escritas de corazón en un papel, que quieren decirlo todo.
La ternura son las manos que cubren el rostro afligido de un ser que perece, que sufre, que mendiga afectos.
En los niños vemos la ternura todos los días…
Nos cautivan con sus expresiones sinceras, pero sobre todo con esas caricias que nos prodigan sin necesidad de pedirlas… que les salen de dentro.
Hay una gran ternura en su forma de acurrucarse en nuestro regazo buscando nuestro abrazo para sentirse seguros.
Pero sobre todo por su forma de entregarse incondicionalmente al cariño.
Hay tanta ternura en sus besos, en esos abrazos cortitos que no pueden envolvernos, pero que nos hace sentir su corazón muy cerca de nosotros.
Hemos crecido, ya somos adultos, y hemos dejado atrás muchas cosas olvidadas.
Conforma vamos pasando la vida, las desilusiones nos van endureciendo, y esas cosas las vamos recluyendo en nuestro interior dejándolas adormecidas, congeladas.
Pero debemos Intentar sacarlas a la superficie
La ternura no está en lo grande, ni en lo brillante, ni en lo que se destaca, está en lo chiquito, en lo sencillo, en esas pequeñas cosas de todos los días.
Nada nos cuesta intentarlo, no perdemos nada. Seria tan hermoso contar con un poco de ternura siempre . Seriamos mejores personas.
Vamos a practicar un poco. Vivir sin mascaras es el mejor regalo que nos podemos hacer a nosotros mismos y a los demás cada día, cada instante...
Cuando llega la muerte, la gran reconciliadora, jamás nos arrepentimos de nuestra ternura, sino de nuestra severidad.
La ternura no es sinónimo de debilidad. Lo débil y lo tierno vencen a lo duro y lo fuerte.
Sólo las personas tiernas son realmente fuertes.
Porque la ternura es la columna central que sostiene la vida

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